La hora del misTÉrio: Buenas Noches

V  Parte

Sra. Buenas Noches

 

Apenas había salido del salón cuando entró el siguiente «participante». Una mujer envuelta en su bata se aproximó pausadamente hacia el escritorio donde se encontraba Agatha.

Ah, siéntese Sra. Buenas Noches. Siento las horas intempestivas– dijo Agatha apreciando que aquel rooibos parecía recién salido de la cama.

Sí, es cierto, pero uno nunca sabe cuando ocurrirán las desgrazzzzzzzz– se desplomó profundamente dormida sobre el escritorio.

¡Sra Noches, despierte!– exclamó Agatha sorprendida al tiempo que la zarandeaba, y con cada zarandeo el ambiente se llenaba de azahar y naranja que se mecía al ritmo de una canción de cuna.

Ah… lo siento– exclamó un poco avergonzada Buenas Noches- discúlpeme Srta Christea, cuando siento estrés sufro ataques de narcolepsia, es alzzzzzzzz– nuevamente se desplomó contra el escritorio.

No doy crédito– suspiró Agatha al tiempo que volvía a zarandearla- Despierte, se ha vuelto a quedar dormida.

Lo siento, lo siento, no lo puedo controlar. Supongo que cambiar mis hábitos de sueño tampoco ayuda mucho.

No importa, dígame ¿Dónde se encontraba cuand…? -no pudo terminar la frase antes de que Buenas Noches cayera de nuevo fulminada contra el escritorio.

Así no vamos a ningún lado– y al inclinarse sobre ella para despertarla de nuevo le invadió una sinfonía de melisa, tila y hierbaluisa que hizo que sus párpados le pesasen de repente. –Sra Buenas Noches, creo que de momento es todo, será mejor que se retire a descansar antes de que se haga daño.

Sí, es usted muy comprensiva, creo que será lo mejor, si necesita algo más… – musitó mientras se dirigía hacia la puerta como una sonámbula. – Buenas noches, Srta Christea.

Que descanse.

La puerta se cerró tras de si y Agatha sólo podía pensar en que necesitaba otra taza de Lapsang Souchong si quería seguir con los interrogatorios.

CONTINÚA EN: VI Parte: Bizcocho de Almendras & Avellana y Canela

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