¿Conoces las Stroopwafels? Si no es así deberías probarlas alguna vez. Son unas galletas típicas de Holanda, nacidas en la región de Gouda. Hoy en día son un símbolo holandés y allí puedes encontrarlas por todas partes, pero además su fama ha traspasado fronteras, ¿por qué? ¡Prueba una y lo sabrás!
Si conocías Holanda por sus molinos, sus tulipanes, sus zuecos y sus canales, que sepas que estas deliciosas galletas llamadas Stroopwafels también son holandesas. Dos crujientes capas de galleta rellenas de cremoso caramelo con un suave toque de canela.
Se cree que fue el propio Napoleón quien tuvo una gran importancia en la creación de esta deliciosa galleta ya que para liberar a Francia de relaciones con el extranjero, obligó a Holanda (reinada por su hermano Luis) a cultivar su propio azúcar. La gran producción de azúcar y el invento de un panadero para aprovechar «recortes» de producto hizo que poco tiempo después aparecieran las Stroopwafels en un pequeño pueblecito llamado Gouda; sí, Gouda, conocido también por sus quesos… Estas deliciosas galletas poco a poco han ido obteniendo su merecido reconocimiento a lo largo y ancho del mundo.
Puedes encontralas con diversos nombres, Stroopwafels, Syrup Waffels, Siroopwafels, Stroopie o Waffle Cookie. Tradicionalmente se toman a la hora del té, pero por supuesto pueden saborearse a cualquier hora del día. Para disfrutar más de esta galleta con un toque de canela y su relleno de caramelo, ponla sobre la taza de té bien calentita (quien dice té dice chocolate, café, leche…), así se consigue «ablandar» el relleno con el vapor de la taza y la galleta absorbe sutilmente el aroma de la bebida. Se reblandece lo justo para ofrecer un bocado dulce y meloso, una experiencia única.
Saboréalas después de una cena familiar, en el desayuno o en un brunch de domingo. Acompañando tu té preferido o durante una breve pausa en el trabajo. Y los más pequeños pueden tomarlas junto con una taza de rooibos o chocolate bien calentito, les encantarán. También pueden tomarse solas, o acompañarlas con un poco de nata, con una bola de helado de chocolate o vainilla, con mascarpone, fruta o miel. Prueba a calentarlas unos segundos en el microondas, ¡Deliciosas! (CUIDADO El caramelo puede calentarse mucho y quemar). Deja volar tu imaginación, hay infinitas posibilidades.
Y para que estén siempre deliciosas, mantén la bolsa bien cerrada o ponlas en un tarro de galletas. Si las mantienes en la nevera te durarán más tiempo y siempre puedes congelarlas y disfrutar de ellas durante el verano.