Categoría: Campaña

Parte VIII La atmósfera estaba demasiado cargada de especias y Agatha decidió abrir la puerta para tomar un poco de aire fresco. Al abrirla, le sorprendió encontrarse con la adolescente de coletas lacias sentada en las escaleras del vestíbulo. Se acercó y vio que tenía los ojos enrojecidos. – Ay pequeña, creo que los acontecimientos+Info

Parte VII – ¿Nos ha hecho llamar Srta Christea? – dijo el hombre de acento siseante con la puerta entreabierta. – Pasen, pasen, les estaba esperando – Realmente eran una pareja despampanante y carismática. – siéntense por favor. – El Sr. Black Chai acercó la silla de forma caballerosa a su acompañante. – Gracias amor.+Info

VI parte Agatha todavía se encontraba un poco adormilada cuando unos golpecitos en la puerta la sacaron de su ensimismamiento.-Adelante, puede pasar – La señora de los rulos en la cabeza, ya sin rulos pero con la misma tez blanquecina, se dirigió hacia ella sujeta por el brazo del Sr. Avellana. – Oh, espero que+Info

V  Parte   Apenas había salido del salón cuando entró el siguiente «participante». Una mujer envuelta en su bata se aproximó pausadamente hacia el escritorio donde se encontraba Agatha. – Ah, siéntese Sra. Buenas Noches. Siento las horas intempestivas– dijo Agatha apreciando que aquel rooibos parecía recién salido de la cama. – Sí, es cierto,+Info

IV  Parte   Agatha todavía estaba contrariada por el tono que había adquirido la conversación anterior cuando la puerta se entreabrió. – Ciao?-dijo la cabeza que asomaba a través de la puerta. – Sr. Dolce Vita, adelante, veo que ha seguido mi consejo – exclamó señalando sus pantalones y su camiseta. – Scusi Srta Christea,+Info

III  Parte   Agatha pidió a los huéspedes que abandonaran la sala e improvisó su «sala de interrogatorios» en el socorrido escritorio.- Toc, toc. – unos golpes en la puerta anunciaron al primer sospechoso. – Adelante, Sr. Moruno, tome asiento por favor.– Conforme se aproximaba a ella podía notar como ese té verde discreto, que+Info

II Parte   Lorenzo abandonó el salón para regresar unos minutos después totalmente descompuesto. – Caperucita… – Oh querido, no debimos enviarte solo, debes tener un shock traumático – dijo dulce y maternalmente Agatha yendo a su encuentro. – No, Caperucita, no está. – murmuró con la mirada perdida. – Pero ¿Cómo..? – la joven+Info